Los retos de los adultos mayores en las últimas tiendas de abarrotes de la CDMX | BREAKING

Los retos de los adultos mayores en las últimas tiendas de abarrotes de la CDMX

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Abrir una tienda de abarrotes es un negocio que por su funcionamiento permite que las personas de la tercera edad puedan encontrar en este una manera de ganarse la vida. Debido al problema de desempleo que hay para personas incluso mayores a los 50 años, una tienda es una oportunidad de generar recursos para este sector de la población.

Sin embargo, personas que tengan movilidad o visión limitada podrían ser víctimas de robo, como se ve en el video del repartidor de la empresa Bimbo, robando a un anciano en su tienda. Otro de los problemas que enfrentan es el proliferar de cadenas como Oxxo y 7 Eleven, que hace que los abarrotes pierdan clientes.

El Big Data recopiló historias de personas en esta edad que aún mantienen sus tiendas. La señora María de los Ángeles Peralta, de 60 años, comentó que cada vez tiene más pérdidas de ganancias. Aseguró que no sólo los repartidores de Marinela, sino también de Lala y Coca-Cola se aprovechan de que su vista se ha deteriorado para robarle. Incluso comentó que iba a reportar a un repartidor de Lala, pero que este le pidió disculpas.

Otro de los problemas que reconoce son las tiendas de conveniencia que están cerca a su negocio y le hacen perder clientes. Por otro lado, sus hijos y familiares ya no la acompañan por lo que ella es la única responsable de este lugar.

La señora Concepción Hernández, de casi 60 años de edad, puso su tienda hace cuatro años con la esperanza de encontrar una entrada de dinero para sus siguientes años de vida. Ella dijo que: «Algunos proveedores son muy amables hasta que ofrecen ofertas pero el proveedor de Bimbo es muy grosero, a veces deja lo que quiere o no deja, uno debe cargar las cajas, acomodar, estar al tanto del negocio porque si no, nos roban».

https://twitter.com/ElBigDataMx/status/1034572964103114752

Jorge González tiene un poco más de 50 años y lleva 30 años en su tienda de abarrotes. Dice que ha llevado una buena relación con proveedores, asegura que el negocio se ha mantenido estable durante estos años pero las jornadas han sido largas desde las siete de la mañana hasta las 10 de la noche. Asegura que es difícil que los jóvenes se interesen por este tipo de negocios ya que «el negocio es esclavizante, son muchas horas, mucho tiempo hay que llenar refrigeradores, recibir producto, ir por mercancía, los chavos están en un asunto de más cotorreo que esclavitud».

Lee los testimonios completos en El Big Data.