Priistas esperan derrota y quieren reconstruir su partido sin peñistas
En el partido que domina aún en México son necesarios dos movimientos. En principio, aceptar que la campaña de Antonio Meade fue un fracaso lleno de errores. La segunda, reconstruir el partido desde adentro, por lo que la corriente militante priísta “Democracia Interna” está buscando sacar a los mexiquenses que se adueñaron de esta fuerza política gracias a Enrique Peña Nieto.
Aseguran que los resultados del primero de julio serán aplastantes para el partido y que las encuestas mantienen a Meade estancado en el tercer sitio gracias al hartazgo que provocó Peña durante su sexenio. Afirman que el presidente no se limitó a un gobierno impopular, también dicen que se adueñó del PRI, gracias a amigos políticos que aún controlan las decisiones de la fuerza política más antigua de México. Con esto, se desplazó a la militancia.
El partido de Lázaro Cárdenas y Luis Echeverría ha perdido su popularidad durante los últimos años. Si en el 2012 la victoria de Peña Nieto les hizo creer que el priísmo había renacido, seis años de pésima administración tienen al PRI como un partido repudiado por el 80% de los mexicanos. Entre escándalos de corrupción, abuso de poder, tráfico de influencias, lavado de dinero y demás corruptelas, Meade intenta limpiar el nombre de toda una organización manchada por la ilegalidad.
Las responsabilidades que tendrá que asumir cada quien, empezando por el “primer priista” y por los funcionarios del gobierno que junto con los gobernadores de la Generación de la Vergüenza, son responsables del 80% de rechazo que alcanzaron Partido y Gobierno.
— Ulises Ruiz Ortiz (@ulisesruizo) June 26, 2018
El líder de esta corriente militante, el exgobernador Ulises Ruiz, afirmó que en manos de los peñistas, el PRI podría no solamente ser una fuerza política menor, podría incluso desaparecer en caso de que los mexiquenses continúen a la cabeza. “Al siguiente día (de la elección) vamos a empezar este trabajo, porque no vamos a permitir que se quieran quedar con el partido, no vamos a permitir que se quieran quedar con los sectores y organizaciones que impusieron”, dijo.
Con estas acciones, el partido de Salinas busca limpiarse las manos de todos los abusos de Peña Nieto y su círculo de colaboradores. Aseguran que el desastre actual priísta es culpa solamente de ellos (Videgaray, Ochoa Reza, Nuño, Lozano, Massieu, Chong, entre otros), y que el resto de los priístas están limpios, esperando a que el grupo mexiquenses pierda fuerza y ellos tomen el poder del partido para encaminarlo a sus orígenes.
En Democracia Interna no queremos más un @PRI_Nacional donde los gobernadores priistas se reúnan para definir el destino del partido o donde se reúnan los sectores y organizaciones y vayan a Los Pinos a pedir línea sobre quién debe ser el dirigente Nacional.
— Ulises Ruiz Ortiz (@ulisesruizo) June 26, 2018
Al PRI más profundo le preocupan los escenarios de la noche del primero de julio. No creen que Meade ganará la presidencia, tampoco creen que se ganarán las gubernaturas suficientes ni una presencia sólida en ambas cámaras legislativas. Mikel no ganaría en la Ciudad de México y serían otros partidos los que se harían de las alcaldías más importantes del país. Con este escenario en contra, Ulises responsabiliza a “la generación de la vergüenza” (los aliados de Peña Nieto que controlan el partido).
Todo indica que el dos de julio será una fecha agitada para los partidos Acción Nacional y el PRI. Buscan regenerar las fuerzas desde adentro y los grupos políticos ya tiene listas varias denuncias para expulsar a Ricardo Anaya así como a varios priístas de renombre. En el caso del priísmo nacional, quieren dividirse completamente para combatir por el control interno. Lo cierto es que Peña ha mostrado tranquilidad con su control en el partido y es difícil que se muevan las cosas de forma rápida en la élite priísta.