Impunidad en casos de homicidio en México obliga a hacer justicia por la propia mano | BREAKING

Impunidad en casos de homicidio en México obliga a hacer justicia por la propia mano

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En México, resolver un caso de homicidio es prácticamente imposible; de acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de un total de 154 mil 557 casos, sólo tuvieron una sentencia el 3.2%. En Matar en México: Impunidad Garantizada, una investigación exhaustiva de Animal Político que abarca el doble espectro de la problemática: de las instituciones al calvario de las familias en su búsqueda de justicia, se aportan más datos importantes.

De acuerdo a los cálculos del portal, la tasa de impunidad, en casos de homicidio, es de 95%; en 27 de los 32 estados que componen nuestra nación, el porcentaje siempre supera el 90%; sólo Jalisco (88.9%), Querétaro (84.4%), Tabasco (79%), Ciudad de México (76.5%), Hidalgo (60%) y Yucatán (56%), se ubican por debajo de la infame línea roja.

“Esto significa que nuestro país tiene una tasa de 5 sentencias por cada 100 víctimas, cuando en el continente americano la tasa promedio es de 24 por cada 100 víctimas. En Asia son 48 y en Europa 81, según datos de la ONU”, detalla el reportaje.

Las causas son muchas: falta de recursos, de personal; poca capacitación, o una estricta ignorancia de los protocolos de investigación; corrupción, burocracia; incluso un rebase en la capacidad de las instituciones judiciales son algunas de las que se narran en el reportaje. La otra cara de la moneda son los familiares de las víctimas, quienes, ante este panorama, deciden emprender sus propias investigaciones, con sus propios recursos; muchas veces con resultados mucho mejores que los de la propia institución judicial.

Impunidad en homicidios México

Calculado por Animal Político/ Fuente: reportaje Matar en México: impunidad garantizada

Sandra, la hermana que también fue detective

En enero de 2017, en Coahuila, la hermana de Sandra Soto, Serymar, fue atropellada de forma intencional por Jorge, su novio; agonizó siete días en el hospital antes de expirar. El automóvil, poco después de golpear a Serymar, se impactó contra un inmueble y Jorge escapó. Pasaron siete meses para que Jorge pudiera ser capturado, en Parral, Chihuahua; pero no fueron las autoridades las verdaderas responsables del éxito del caso, sino Sandra.

La primera testigo del asesinato de Serymar fue una amiga que la acompañaba en el momento de su muerte; ella dio un brinco de último minuto que la salvó del impacto del automóvil. A pesar de que existía un testigo, y que el testigo identificaba al culpable, la policía de Coahuila, que cuenta con 400 agentes del ministerio público y 300 ministeriales, no pudo capturar a Jorge.

Días, semanas, después meses pasaron sin que Jorge respondiera por sus actos: “La policía ministerial siempre te dice: ya los tenemos localizados, pero nunca los detienen. A nosotros nos lo dijeron y estoy segura que a todos se los dicen… ellos juran y perjuran que van, que hicieron citatorios y que no encontraron a nadie, pero casi te puedo asegurar que no hicieron nada”, dice Sandra en entrevista.

Ante el nulo movimiento del caso, Sandra decidió utilizar una de las herramientas más a su alcance: la red social. En Facebook creó una página de nombre “Los machos nos matan en México”, al principio dedicada a la búsqueda del homicida de su hermana (ahora a la difusión, sensibilización y concientización del problema en su amplio espectro) en donde subía fotos y fragmentos de su historia.

En pocos meses el trabajo de Sandra dio resultados, y un mensaje privado la alertó de la presencia de Jorge en Parral. Ella en persona tuvo que ir con el procurador de Coahuila para pedir que se coordinara con las autoridades de Parral y detuvieran al asesino.

“Y eso lo hicimos porque sabemos que tú les dices (a los policías ministeriales) con toda la ilusión que vayan a detenerlo y resulta que, en vez de irlo a detener, pues le sacan partida. Le hablan y le piden lana”.

En dos semanas el hombre estaba arrestado, pero “eso sí, tras la captura la Fiscalía de Coahuila se acreditó el éxito del caso, que era producto de las “investigaciones” que habían realizado”. Una batalla estaba ganada, pero no la guerra, ahora Sandra tiene que luchar contra la burocracia gubernamental, que se niega admitir todas las pruebas que la Fiscalía ha recabado.

Según Sandra y sus abogados, existen errores en los dictámenes que se presentarán ante el juicio, errores que tienen que corregirse para que Jorge enfrente una pena equivalente a su acción: “hasta que no haya una sentencia que sea inapelable y que le hayan dado la pena máxima yo te podría decir que se hizo justicia, mientras seguiremos luchando”, espeta la mujer.

Falsificación y negligencia

Otro caso es el de Roxana, una chef de Monterrey que fue asesinada a manos de tres ladrones que entraron a su casa; a pesar de que Roxana cooperó y entregó todo lo que era de valor, recibió un disparo en la frente. Esto sucedió en Nuevo León, en septiembre de 2013.

Gracias a un video, las autoridades localizaron a los homicidas, pero hubo múltiples errores en los procedimientos; por ejemplo: uno de los responsables falsificó su acta de nacimiento para pasar por menor de edad y recibir una sentencia reducida. Fueron los padres de Roxana los que se dieron cuenta, y con sus propios medios encontraron el documento verdadero.

Impunidad en casos de homicido

Fuente: Animal Político/Matar en México: impunidad garantizada

Ellos lo entregaron al MP, pero éste “olvidó” mandarlo al juez y el asesino pasó por ser menor de edad, y recibió sentencia mínima. Los padres de Roxana han apelado el caso, y con recursos propios están gestionando que la Corte acepte la apelación bajo el argumento de falsificación de documentos y negligencia de las autoridades ministeriales.

Cambios constantes de Fiscales, reuniones muy amables pero estériles, son sólo algunos de los males burocráticos a los cuales se enfrenta la familia de Roxana. Seguir luchando, sin parar hasta encontrar justicia es su cometido: “nosotros vamos a salir adelante porque era nuestra hija y por ella, más que todo, estamos tratando de que se haga justicia como debe de ser. No vamos a parar. Tenemos que seguir hasta que terminemos, porque es la justicia que le queremos dar a las personas que nos hicieron tanto daño, que paguen por lo que hicieron”, dijo su madre, Rosa Ana.