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Así prepara Francia a sus jueces para evitar casos como el de La Manada

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La justicia francesa entrena desde hace varios años a sus magistrados para que sepan reconocer el estupor psíquico, un estado mental que actúa como sistema de defensa en casos de estrés extremo, como en las violaciones sexuales, y que hace que la víctima se congele o acate las exigencias de su atacante.

La semana pasada, la justicia española sentenció a nueve años de prisión a cinco sujetos por abuso sexual, pese a que fueron acusados de violar tumultuariamente a una joven durante las fiestas de San Fermín, en Pamplona, en 2016.

El argumento judicial para rebajar el delito de violación a abuso sexual es que en los videos existentes sobre el hecho no se aprecia que la víctima se haya resistido en momento alguno.

Para evitar situaciones similares, el sistema judicial francés ya entrenó a buena parte de sus jueces para que sepan reconocer este estado traumático y así analizar mejor los casos de violencia sexual.

«Es como si te pusieran cara a cara con la muerte». Esta es la descripción más cercana al estupor psíquico.

Muriel Salmona es especialista en este estado y explica, en un artículo de la revista francesa Marianne, que ante caso de estrés extremo, el cerebro elige hacer corto circuito y secretar hormonas para anestesiar a la víctima, lo que produce una disociación entre la víctima y su propio cuerpo.

“La persona tiene la impresión de estar completamente fuera de su cuerpo”, explica la especialista.

El estupor es tan profundo que la víctima entra en un estado de indefensión que lo lleva hasta obedecer sin resistencia a lo que su atacante le ordena.

“En una violación, cuando la persona está disociada —continúa Muriel Salmona—, el abusador puede decir ‘desnúdate’, y la persona obedecerá completamente y automáticamente, desconectada”.

El problema con este estado mental pasajero es que dificulta el reconocimiento de una violación: aunque la víctima acuda a denunciar ante las autoridades, su relato, explica Salmona, parecerá tan distante que es casi irreal.

Incluso, en casos ampliamente documentados —donde el relato de la víctima no es crucial para probar que ocurrió la violación—, las autoridades carecen de la preparación técnica para reconocer el estado de estupor psíquico y se confunde con pasividad o consentimiento por parte de la víctima.

Por ello, la Escuela Nacional de la Magistratura (ENM) francesa incluyó desde 2009 un seminario sobre violencia sexual como parte de la formación continua de jueces y magistrados.

“La formación de los jueces tiene como objetivo impartir conocimiento aprendido de la neurociencia para entender por qué las víctimas a menudo no son capaces de resistirse durante el ataque”, explica Laurence Bégon-Bordreuil coordinador de educación continua de la ENM.

Cada año,  Muriel Salmona ayuda al poder judicial francés a intentar entender qué es lo que ocurre con las víctimas de violación. El asunto es particularmente sensible en aquel país, pues sólo 10 por ciento de las mujeres que son violadas acude a denunciar. Además, sólo 3 por ciento logra conseguir que su caso llegue a juicio.

El curso dura 15 días, en los que los magistrados además de asistir a las sesiones de capacitación, también reciben retroalimentación.

“Muchos magistrados me dijeron que se miraban y se decían unos a otros: ‘Me doy cuenta de que Estoy frente a una situación de disociación que no percibí’. Ahora necesariamente los lleva a posicionarse de manera diferente”.

En los últimos cinco años, más de mil magistrados han sido sensibilizados y entrenados técnicamente respecto a la violencia sexual, es decir, una octava parte del cuerpo judicial del sistema francés.

Y si bien en España, los magistrados también han recibido preparación para entender este fenómeno en las víctimas de violencia, todavía hay algunos que no han entendido esta cuestión biológica, como es el caso del magistrado Ricardo González, quien fue el que dio el voto definitivo para reducir la sentencia de los cinco sujetos, argumentando que la víctima no puso resistencia.

“Lo que documentan las imágenes es sexo entre desconocidos, en el entorno clandestino y desapacible del rellano de un portal. Aprecio en los vídeos un ambiente de jolgorio y regocijo en todos ellos”, dijo el magistrado en su sentencia.