Flores en el desierto: mujeres que luchan en defensa de sus territorios | BREAKING

Flores en el desierto: mujeres que luchan en defensa de sus territorios

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Flores en el desierto es un proyecto multimedia trabajado y presentado por la fundación alemana Rosa Luxemburg Stiffung y el portal Desinformémonos, quienes como parte de la conmemoración por el Día Internacional de la Mujer, han decidido contar la historia de 10 mujeres Comca’ac, yoreme, coca, binnizá, nahua, tsotsil, mazahua, maya y kumiai que luchan junto con sus comunidades en defensa de sus territorio y recursos naturales.

Son los rostros de las mujeres que luchan contra las empresas y los gobiernos, que quieren apoderarse de los recursos naturales que existen en sus territorios, del agua y de las montañas.

Gloria Muñoz Ramírez, directora de Desinformémonos las describe como mujeres que “No son víctimas. Ni de poderes ni de costumbres. Pero sí están agraviadas. Desafían los destinos impuestos y han roto con tradiciones locales y globales para construir su propia historia…” 

Respaldadas por el Congreso Nacional Indígena (CNI), todas ellas forman parte del Concejo Indígena de Gobierno (CIG), el cual está conformado por más de 200 indígenas originarias de distintos puntos de la república mexicana, tienen como parte de su misión la de visibilizar la lucha que emprenden junto a sus comunidades.

Rosa Luxemburg Stiffung y Desinformémonos exponen la historia de Roció Moreno; Gabriela Molina Moreno; Guadalupe Vázquez Luna; Osbelia Quiroz González; Bettina Lucila Cruz Velázquez; Sara López González; Myrna Dolores Valencia Banda; Lucero Alicia Islaba Meza; Magdalena García Durán y María De Jesús Patricio Martínez.

Todas ellas son originarias de pueblos etnias como lo son los pueblos yaquis, makurawe, rarámuri, entre otros. Quienes hoy luchan contra empresas como lo son las grande mineras que quieren apoderarse de los recursos naturales de sus comunidades, además de proyectos hoteleros, y de la industria energética, que son cuidados por la Mariana Armada de México.

Nunca más un México sin nosotras

Roció Moreno tiene 34 años, es Concejala y además es el miembro con mayor experiencia en el Congreso Nacional Indígena. Es originaria Ciénega de Chapala, la isla de Mezcala, en el estado de Jalisco.

Roció narra que hace aproximadamente 17 años, un empresario de Guadalajara llegó a su comunidad, utilizando un prestanombres, el hombre había llegado aquel lugar con la intención de construir un fraccionamiento en la sierra.

Sin embargo, y encabezados por la Concejala, los habitantes de la Ciénega comenzaron una juicio agrario en contra del empresario, un proceso que describe Moreno como algo caso emblemático para su comunidad, el cual casi después de 15 años la autoridades dictaron una primer sentencia para el movimiento indígena.

No fui arrullada con canciones de cuna, sino con cantos guerreros

Gabriela Molina Moreno es originaria de la comunidad en Desemboque, la cual se encuentra ubicada en la costa central de Sonora. Ella desde muy joven abandonó su hogar con el sueño de poder estudiar una carrera, por lo que tuvo que mudarse a la Ciudad de México donde hizo la carrera en Ciencia Políticas en la UNAM.

Hoy lucha contra la invasión de una empresa Minera que respaldada por un grupo de empresarios y por las autoridades, buscan instalar plantas desaladoras y de energía mareomotriz, aunado a que también viven en un clima de violencia, por culpa de la presencia del crimen organizado que existe en la zona.

Soy lo que soy y lo que me hizo la vida

Guadalupe Vázquez Luna es representante de la región de los Altos-Centro de Chiapas, y se describe a sí misma como una mujer “rebelde”, cuya lucha inicio antes de la masacre de Acteal.

Vázquez Luna demanda que en sus tierras, al igual que pasa en otros lugares de México, existe la imposición de megaproyectos sin antes consultar a los pueblos. “Quieren venir a poner presas y minas y extraer las riquezas de nuestras tierras. Han vendido parte de nuestros territorios, principalmente donde hay oro, petróleo y otros recursos, como el agua y la fauna. El gobierno pretende venderlo todo o ya lo vendió”.

Poniendo como ejemplo la autopista entre San Cristóbal y Palenque, la cual aseguran fue construida en lugares considerados como sagrados para la comunidad, además de que también se enfrentas a minera que trabajan con oro, plata, cobre, zinc, titanio y otros minerales que con el paso del tiempo tiene un grave impacto en el ecosistema

Nadie nos va a decir lo que tenemos que hacer

Osbelia Quiroz González es la mayor Concejala que existe dentro del Consejo Indígena de Gobierno. A sus 80 años sigue siendo una mujer que sigue subiendo y bajando los cerros, también sigue manifestándose en las casetas de cobro de las autopistas, además de que siguen poniendo el cuerpo frente a la maquinaria que los despoja de su territorio.

“Si algún día me detienen, iré al lugar a donde me lleven. No importa que me encarcelen, ahí puedo estar, y si tengo la oportunidad de seguir leyendo, leeré lo que han hecho nuestros antepasados, lo que por derecho nos corresponde: nuestro territorio”. Heredera de sangre de guerreros, lo mismo se enfrenta al actual gobernador Graco Ramírez que a los trabajadores de las transnacionales que los despojan del territorio. No hay descanso, dice, y “menos tiempo”.

Quieren ocupar el agua, las tierras, el viento, los montes, y a nosotros tenernos como peones

Bettina Lucila Cruz Velázquez es originaria del estado de Oaxaca y es fundadora Asamblea de Pueblos Indígenas del Istmo de Tehuantepec en Defensa de la Tierra y el Territorio (APIITDTT), desde donde hace 10 años encabeza la lucha en contra de las empresas españolas:  Unión Fenosa Gas Natural, Endesa e Iberdrola.

Las cuales llevan construidas 25 proyectos eólicos en el Istmo de Tehuantepec. Así Bettina denuncia que dichas empresas no han contribuido ni de manera ecológica, laboral y económica con la comunidad.

Acusa a las trasnacionales de no pagar impuestos. “Los empresarios en Juchitán deben más de 3 mil millones de pesos de impuestos y en toda la región del Istmo suman más de 6 mil millones”

Las mujeres no queremos ser más, sino que se escuche nuestra palabra

Sara López González tiene 52 años de edad, es integrante del Concejo Indígena de Gobierno por Campeche. Estuvo encarcelada por su activismo social, sin embargo, salió libre gracias a la presión nacional e internacional.

Y tras su salida de la cárcel  reincorporó a la lucha, ya no sólo contra las tarifas injustas, sino también por la defensa del territorio. Su trabajo como ella lo dice, es el de recorrer la región e informar a las otras poblaciones la situación que se vive en la zona.

Hasta los 30 años pude apreciar el mundo tan bonito que me fue negado

Myrna Dolores Valencia Banda es concejala de icho pueblos Yoreme, ubicados al sur del estado de Sonora, tiene 41 años, su lucha por preservar el sistema de producción de organización de su comunidad, sin embargo, actualmente sufren los estragos de los mantos acuíferos que han sido contaminadas por la granjas porcinas y otras empresas.

Ella describe la problemática de los ocho pueblos de Cohuirimpo como: “Dirán que (la venta) está del lado de la razón, de la legalidad, que la gente vende, pero no es así. Nuestra verdad nos indica que sólo se puede hacer tratos entre iguales. Quien llegó primero tiene el derecho y nadie que haya llegado después tiene la verdad y el derecho de quitar o expropiar algo de lo que depende la vida. La tierra significa eso, nuestra propia existencia”.

Quiero que nos dejen de pisotear por ser indígenas y por ser mujeres

Lucero Alicia Islaba Meza es una mujer de kumiai del estado de Baja California, y su etre sus tareas se encuentra la de recorrer la región y dar a conocer las demandas de los pueblos indígenas.

Denunciando que el agravio más profundo al que se enfrenta es el de la invasión al territorio de 6 comunidades. Ella asegura que hace 20 años un invasor llegó a usurpar las tierras, donde instaló un rancho, argumentado con papeles falsos ser el dueño, ya que,  para ser el propietario debía tener el consentimiento del derecho agrario, el cual nunca pudo acreditar, situación que argumenta se ha presentado en distintas comunidades.

Esto es lo que realmente soy

Magdalena García Durán es defensora de los derechos de los indígenas que radican en la Ciudad de México, su recorrido lo inició desde el año 2006, tiempo en el que acudió al llamado de solidaridad de los florista que fueron reprimidos en San Salvador Atenco y Texcoco en el Estado de México.

Magdalena lucha en contra del machismo, del racismo y de la brecha que existe en el ámbito social y laboral entre hombres y mujeres. Ella al igual que otros indígenas, al venir de otras comunidades del interior de la república y que la han señalado como migrante en la urbe, no se considera como tal, ya que, argumenta su lucha es en pro de que todos sean tomados en cuenta de igual manera.

Del tamaño del dolor es la esperanza

María de Jesús Patricio Martínez “Marichuy” a sus 54 años se han convertido en el rostro actual del movimiento Concejo Indígena de Gobierno, lleva varios meses recorriendo todos los rincones del país recogiendo las demandas de despojos, represiones y dolencias de los pueblos étnicos.

Originaria de Tuxpan, Jalisco, lleva 20 años en el activismo: “La gente no está dispuesta a que le sigan destruyendo su territorio, su tierra, su organización”. Donde el problema está más fuerte surge “más resistencia, más organización, más empeño por vivir”.