La batalla entre Ricardo Anaya y el PRI los debilitó a ambos | BREAKING

La batalla entre Ricardo Anaya y el PRI los debilitó a ambos

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De repente una grave acusación por lavado de dinero destruyó la tranquilidad con la que Ricardo Anaya se mantenía en las preferencias electorales. El candidato conservador tuvo que salir nervioso a desmentir los ataques que la PGR lanzaba en su contra. Acusó al gobierno de Enrique Peña Nieto de intentar debilitarlo y prometió enviarlo a la cárcel en caso de ganar la presidencia.

Este duelo entre el partido en el poder, El PRI, y el representante del Frente terminó por debilitar a ambos. Anaya sí bajó algunos puntos en las encuestas pero no todo salió muy bien para Antonio Meade, priísta que ocupa el tercer puesto, él también salió perjudicado por esta red de acusaciones. Y es que el partido del presidente mexicano está sumido bajo escándalos de corrupción y no genera ninguna simpatía entre los votantes.

Esta batalla arrancó con la investigación que pesa sobre Anaya sobre la venta de una nave industrial en 50 millones a un contratista amigo suyo. No se sabe en dónde está ese dinero. Esto afectó gravemente al queretano que empezaba a elevarse en las encuestas, incluso más que los escándalos internos en su partido. Pero por el otro lado el PRI tampoco salió muy beneficiado: su candidato también posee acusaciones por desvío de recursos en su paso por la Sedesol.

Estos ataques entre dos de los partidos políticos más poderosos de México solamente benefició a una persona: López Obrador. El político tabasqueño se mantuvo al margen del conflicto y se elevó en las encuestas mientras los otros dos contrincantes se agredían públicamente entre declaraciones y acusaciones. Obrador reconoció que este dilema ajeno a su campaña lo benefició siguiendo el consejo de su equipo de trabajo: guardar silencio.

Las campañas presidenciales mantienen la misma línea desde hace meses. Obrador domina, Anaya le sigue en un lejano segundo sitio y en el tercero Meade no avanza. Ahora, Obrador ha sumado puntos, Anaya ha perdido pocos y Meade apenas y ha alcanzado al panista en algunas encuestas. Este daño mutuo entre PAN y PRI se traduce en una mala estrategia de precampaña por parte de ambos equipos de trabajo.

En el caso de Anaya, llamó a un historiador conservador para coordinar su campaña. Al llegar Jorge Castañeda al equipo del Frente, rápidamente declaró que su candidato se “aplanó” y no ha logrado conseguir nuevos simpatizantes. Del lado de Antonio Meade, incluso partidarios del PRI le continúan reprochando el haber seleccionado a miembros del gabinete de Enrique Peña acusados de corrupción para encaminar su campaña.

Además de los pleitos entre Anaya y Meade, Obrador se ha visto beneficiado por el malestar social derivado de la pésima administración de Enrique Peña Nieto. El presidente mexicano está sumido en escándalos de corrupción, desvío de recursos, tráfico de influencias y abusos de autoridad. Su partido es el más detestado a nivel nacional y esto ha dañado completamente a la campaña de Antonio Meade, un hombre que se vende como “ciudadano independiente” que no representa lo peor del PRI.

Del lado de Acción Nacional, también ha habido crisis que han ayudado a Obrador. La fuga masiva de panistas a Morena generó más fuerza en la candidatura del tabasqueño. Acusan a Anaya de imponerse como candidato presidencial, sin dar lugar a la militancia para que votara a una mejor opción. Además, Anaya y la candidata presidencial Margarita Zavala han tenido un conflicto fuerte que ha debilitado al queretano, y al mismo tiempo le ha sumado simpatías a López Obrador, un candidato que ha aprendido en esta tercera intención presidencial que el silencio es un gran recurso político para liderar una elección.