A las especies marinas las están salvando los pescadores, no el gobierno mexicano
México tiene la fortuna de contar con 17 estados con acceso al mar. En prácticamente todos ellos la pesca se desarrolla desde hace siglos y en la actualidad todos estos territorios suministran al resto del país del mejor marisco para consumo diario de millones de habitantes.
El gran problema es que décadas después de un consumo voraz de mariscos mexicanos, las especies marinas están empezando a decrecer en número drásticamente. Uno de los ejemplos más claros, comentan varios pescadores expertos, es el número de callo de hacha en la zona de Baja California. Según estos trabajadores del mar mexicano, en los setentas se contaba con cerca de 10 millones de ejemplares de este producto marino y ahora se contabilizan menos de la mitad.
Estos datos están reforzados por un estudio realizado por la organización Noroeste Sustentable. Queda claro que la explotación de los mares mexicanos están llegando a un punto en donde las alarmas empiezan a activarse. Los pescadores mexicanos aseguran que gran parte de este despojo marino se debe a la industria de consumo que actualmente impera en México.
“Queremos preservar el futuro de las próximas generaciones. El gobierno tiene que enfocarse en nosotros de otra manera, no equiparnos para seguir depredando, sino que se ponga las pilas de hacer acuacultura y repoblamiento”, demandan los pescadores en una investigación realizada por Aristegui Noticias y dataMares.
Al tener menos mariscos que pescar, el ingreso familiares de los trabajadores mexicanos ha disminuído considerablemente. En principio, porque anteriormente y debido a la cantidad de mariscos que capturaban en cada viaje, podían ganar hasta 1,500 pesos diarios para llevar una vida digna. Ahora, al disminuir el producto, están ganando está misma cantidad pero a la semana.
El proyecto Noroeste Sustentable ha estado en comunicación directa con los pescadores durante años para vigilar y proteger al callo de hacha en Ensenada, Baja California. La meta es la de llevar el mensaje del resguardo de esta especie a cada vez más comunidades pesqueras. El esfuerzo, en cifras, ha sido determinante. La meta para 2022 es llegar a un estimado de 90 millones de callos en la zona.
Esto permitiría salvar a la especie y generar una mejor pesca para los trabajadores mexicanos. Sin embargo, los esfuerzos son lentos sin la ayuda de las autoridades mexicanas. El gobierno de Enrique Peña Nieto ha tenido en total descuido todos los temas relacionados con la pesca en México, y las instituciones estatales no aportan demasiado.
Que la conservación de las especies sea un trabajo en conjunto de pescadores independientes y organizaciones civiles, habla bastante sobre el interés del gobierno mexicano para proteger sus mares.
La idea es fomentar la acuacultura a través de comunidades autosustentables. Este es uno de los proyectos que más interés y expectativa está generando entre las familias pesqueras. El argumento es sencillo: si no hay producto que pescar, se acaban los pescadores.
Para cuidar a estas especies, los pescadores mexicanos decidieron no pescar. Si quería que en un futuro esta labor fuera redituable y generara ganancias considerables para sus familias, lo principal iba a ser detener la pesca voraz para permitir que el callo de hacha incrementara su número.
Por el momento, estos intentos por salvar a las especies del mar mexicano continúan siendo independientes y, a un año de que Peña deje la presidencia, no se ve esfuerzo alguno por parte de las autoridades para generar una acuacultura que salve lo mejor del mar mexicano.