Peña acepta la crisis de seguridad en el país, pero también culpa a los mexicanos
Al presidente de México le falta un año para terminar su mandato y es hasta estos momentos cuando se atreve a hablar del desempeño de su administración. Desde el lado de la seguridad, Enrique Peña ha declarado que su sexenio ha quedado a deber mucho a los ciudadanos.
Y es que en materia de seguridad, los niveles han caído año con año, desde que tomó el poder en 2012. Todo se ha ido debilitando al punto de generar las siguientes declaraciones. “Hoy estamos obligados a reconocer que las cifras no son nada alentadoras y estamos llamados a atender la seguridad”, dijo.
El mandatario ha estado sumido en escándalos de seguridad desde que llegó a la silla presidencial. Se trata de casos como el de Ayotzinapa, en el que las autoridades policiacas entregaron estudiantes al crimen organizado; Nochixtlán, en donde los elementos de seguridad federal asesinaron a seis personas que se manifestaban en contra de las reformas educativas y los ataques a civiles en Ostula, en donde el ejército asesinó a un niño con un balazo en el ojo.
A todo esto, Peña ha reconocido una crisis de seguridad justo cuando está por dejar el puesto. Esto es común en los mandatarios mexicanos, sobre todo en el terreno ejecutivo, Felipe Calderón declaró exactamente lo mismo, también a un año de dejar el poder. A todo esto, Peña acusó a la ciudadanía de mantener una mala imagen de la fuerzas policiacas en México.
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El presidente mexicano defendió a sus policías, acusando a la sociedad civil de hacerles “bullying”. Alegando que el tema de la inseguridad en su gobierno se ha utilizado en medios de comunicación nacional como “una bandera política”.
El mandatario asumió parte de culpa de inseguridad a la ineficacia de su gobierno, pero delegó la otra parte a los mexicanos: “lamentablemente a veces se escuchan más las voces que vienen de la propia sociedad civil que condenan, que critican, y que hacen bullying del trabajo de las instituciones del Estado. Y perdón que lo diga, pero queremos actuación responsable de las instituciones a las que todos los días pretendemos desmoronar y descalificar, como ocurre con los integrantes de las corporaciones policiacas”.
A todo esto, la presidenta de la organización Causa en Común, María Morera, expuso ante el presidente el grado de “emergencia nacional” que se vive día a día en México. La seguridad ha caído al punto de que en 2016 se realizaron 20 mil homicidios en todo México. El 2017 aún no termina y ya rebasa esta cifra, se estima que para diciembre la cifra alcance el cuarto de millón. En encuestas recientes, ha quedado claro que el 60% de los mexicanos no confía en sus autoridades policiacas.
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Esta percepción de la desconfianza en los organismos de seguridad del gobierno mexicano ha obligado al presidente nacional ha reconocer la falta de talento y coordinación de su policía. “En los primeros tres años de esta administración logramos ir reduciendo de forma importante la comisión de varios delitos, pero reconocemos también que 2016 y 2017 han sido años en donde lamentablemente la delincuencia y la inseguridad ha cobrado mayores espacios, y que en donde dejó de haber violencia en el pasado nuevamente la vuelve a haber”, confesó.
Por lo que Peña entregará un país sumido de nuevo en el caos de violencia entre policías ineficientes y células criminales cada vez mejor organizadas. Los mexicanos continúan con miedo para denunciar abusos de autoridad y desconfiando de la policía. Para sanar esta percepción, de cara a las elecciones presidenciales del 2018, Peña ha declarado que ahora sí, que en este último año de gobierno se brindará la paz que no se alcanzó en el lustro anterior.
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