Colegio Rébsamen, la tragedia que pudieron evitar los dueños y las autoridades
El edificio que albergaba a la escuela Enrique Rébsamen, en la delegación Tlalpan, tenía dos viviendas en el segundo con acabados de lujo que dañaron la estructura original del inmueble y que no estaba diseñado para soportar el peso de esos materiales.
Cinco días después de que el edificio colapsara y dejara 19 niños y siete adultos fallecidos, se dio a conocer que la dueña y directora del colegio, Mónica García Villegas y su hermano Enrique, construyeron sus viviendas en lo que se conocía como el “edificio administrativo”.
Estas casas tenían pisos de mármol, cocina de granito, jacuzzi y bañera, que es lo que se ha podido ver hasta el momento entre los escombros. Todo esto fue construido en los últimos años, encima de un edificio que solo tenía planta baja y un primer piso en la construcción original. Esto significa que los cimientos estaban construidos únicamente para soportar un piso y no los dos adicionales que se le construyeron en años posteriores.
“Cualquier edificio que sea bien diseñado y bien construido debe soportar, en condiciones de parámetros de reglamento, todos los tipos de acabado y todos los pesos que para su funcionamiento fueron considerados; es decir, si se va a meter mármol pesado, la construcción de origen debe soportar.
“El problema es que cuando sobre la marcha se improvisa y, sin consultar a los especialistas, se hacen este tipo de construcciones. Por ejemplo, si la construcción original era para soportar dos plantas y al final se hizo este departamento ahí había una falla. Este problema sucedió en 1985 y todos los edificios se desplomaron, como aparentemente sucedió aquí”, dijo el ingeniero civil Óscar Arteaga.
Irregularidades toleradas
En el edificio administrativo se ubicaban las direcciones de primaria y secundaria así como dos patios techados que utilizaban los niños en la planta baja. En el primer piso había un laboratorio, un salón de usos múltiples, una sala de cómputo y oficinas administrativas.Los siguientes dos pisos eran para el uso personal de los dueños del colegio. En el segundo piso estaban las casas de los hermanos García Villegas y en la azotea habían habilitado un roof garden, que hasta asador tenía.
Las imágenes que hay de la escuela antes del sismo permiten ver que este edificio era en realidad dos inmuebles que se unificaron en algún momento de las obras y cuya fachada se remodeló para que diera la apariencia de una sola vista.
Los vecinos aseguran que la escuela, que tenía más de 30 años, empezó de manera muy modesta y con el paso del tiempo, la dueña fue ampliando los espacios y creciendo los niveles educativos, hasta ofrecer jardín de niños, primaria y secundaria.
Al mismo tiempo, la mujer decidió construir su casa en la planta alta. Los vecinos aseguraron que la obra se clausuró tres veces a lo largo de la construcción, ya que presentó irregularidades, se excedió la altura permitida para una escuela y porque se estaba construyendo una vivienda en las instalaciones escolares.
A pesar de eso, las autoridades delegacionales permitieron que la obra concluyera y el inmueble se habitara, aun cuando está prohibido que haya viviendas dentro de los centros escolares.
La Secretaría de Educación Pública tampoco se hizo responsable de la estructura de este colegio, argumentando que la autoridad local es la que recibe la solicitud de los particulares para abrir una escuela y ellos solo autorizan lo que ya autorizaron sus homólogos. De esta manera, los funcionarios de educación se zafaron de la responsabilidad que implicaba revisar esta escuela y asegurarse que la construcción fuera la adecuada para atender a los menores.
Incluso, después del sismo del 7 de septiembre, autoridades acudieron al inmueble para revisar que no hubiera daños estructurales y pudiera seguir funcionando. La revisión concluyó con un dictamen positivo, sin que se mencionara la vivienda que estaba en el segundo piso del edificio administrativo.
Este lunes, Aurelio Nuño, titular de la SEP, aseguró que es el gobierno delegacional de Tlalpan la que tiene que deslindar las responsabilidades por lo ocurrido.
“En el caso de que estuvieran mal hechos los permisos de construcción o de uso de suelo, en el caso de que fueran falsos, vamos a ver lo que responden las autoridades locales, dijo el funcionario
Y todo terminó en tragedia
El sismo del martes pasado dejó la estructura quedó totalmente comprimida, ya que los dos pisos superiores —los más pesados— aplastaron por completo el primer piso y la planta baja, donde había niños y personal laborando. Este hecho dejó 37 personas atrapadas, de las cuales 26 perdieron la vida.
En un video grabado justo después del momento en que el inmueble se desploma, se observa como los trabajadores comenzaron a gritar que salieran los niños, pues había una fuga de gas proveniente de un tanque estacionario que tenía la dueña en el techo de ese edificio.
Los empleados lloraban y gritaban órdenes que se cruzaban con la desesperación y el llanto de los que estaban parados en el patio viendo los escombros del edificio desplomado.
Mónica García Villegas, dueña y directora, fue rescatada alrededor de las 17:00 horas del mismo martes y desde entonces se mantuvo discreta en el lugar, aunque testigos aseguraron que llevaba guardaespaldas.
Su hija, también llamada Mónica o miss Mónica, ayudó a los rescatistas a mapear el edificio para tratar de ubicar a las personas atrapadas y también participó en el reconocimiento de las víctimas, pues conocía a todos los menores que acudían a este centro escolar.
Aprovechando su presencia en el lugar, el miércoles 20 la mujer subió al edificio colapsado para rescatar bolsas, zapatos y vestidos que iban en fundas de distintas marcas.
«De menos no perdimos todo«, comentó a su acompañante mientras se retiraba de la zona de desastre.
Sin embargo, 11 familias sí perdieron a sus seres queridos, entre ellos los niños que apenas comenzaban a vivir y que murieron por la negligencia de la dueña, pero también de las autoridades delegacionales y educativas, que permitieron que la escuela siguiera funcionando a pesar de todas las irregularidades.
Con información de Reforma y El Universal